jueves, 29 de enero de 2009

Fe de ratas


Ratas! ayer no se me cargó la imagen que iba junto a El Parque. Se las dejo hoy asi, comprenden un poco más.

Saludos

miércoles, 28 de enero de 2009

El parque

Este, es uno de esos trabajitos que nos imponemos con Fly; peona de varias de mis mas logrados cuentos. La idea era basarse en la imagen que esta con el texto:

El Parque
Su larga y rojiza cabellera se mecía a un lado de mi cuerpo. La piel blanca de mi amada se sentía helada entre mis brazos, donde descansaba inerte. Nada me costaba sostenerla pegada a mi pecho. Era ligera como una pluma, suave como el mármol. Pero también igual de fría y dura.
La senda adoquinada, que me separaba del césped del parque, estaba humedecida, brillante, musgosa… Pero libre de la bruma nocturna que cubría la vegetación y se elevaba medio metro sobre el suelo. La ausencia de un piso parecía dar vida, rienda libre, a las esculturas de piedras grisáceas que se erguían a un lado y otro.

Ya había quedado atrás esa pequeña edificación que por un momento fue su hogar. Un lugar sombrío. Aún más que el paisaje que me rodeaba entonces, mientras la llevaba en mis brazos y me perdía en las facciones de su rostro inmaculado de expresión pasiva. Ese paisaje oscuro, lúgubre y sólo iluminado por el resplandor de los mármoles que predominaban en el parque.
No pude olvidarme de la imagen de ese paisaje ni cuando llegué a casa y la recosté en su nuevo lecho, similar al que le daba descanso en su anterior hogar.

Miraba su figura, cubierta por un traslucido vestido blanco, y me maravillaba con ella. Pero sin apartar el recuerdo de aquel parque, ese que franqueaba su vieja morada. Esa que alguna vez también fue mi abrigo.

Pensé entonces en volver allí. Descansar a su lado en aquel lecho de madera y satén bordo. Visualicé el parque, la pequeña casa de una sola habitación, el lecho… lo encontré idéntico al que le deba descanso en ese momento, el que la protegía allí, delante de mí.

Me incliné hacia ella y besé sus helados labios. Su cuello. Le di el beso de la vida. Hincando en su carne mis colmillos.

Dejaría que ella decida cuál sería de entonces en más nuestro hogar, nuestro refugio, nuestro abrigo.



Espero alguna critica.
Saludos a todos.
Luis Alberto Carril

miércoles, 21 de enero de 2009

Mi primera vez!


Hola a todos!
En esta ocasión les traigo un clásico: Eso. Publicado en el fanzine: Sagara-Art (en el año 2007 y en Fragmentos (noviembre del 2008).
Espero que les guste, es una de mostrys:


Eso
No fui un niño al que le diera miedo dormir solo en su dormitorio. Lo hacía con la puerta cerrada y las luces apagadas. No comprendía a mis pequeños amigos del preescolar cuando me contaban del terror; de la angustia de saber que cada noche se enfrentarían al monstruoso ser que los acechaba en la oscuridad; atormentándolos y perturbando sus inocentes mentes. Y que sólo podían dedicarse a imaginar cuál sería su desafortunado destino, una vez que “eso” decidiera atacar.

Lo llamo “eso”, porque entonces tenía mil nombres distintos, y más formas aún.

Alguna vez me sentí preocupado. Algún día iba a tocarme a mí. Pero, cada vez que llegaba la noche, esas preocupaciones desaparecían.

Nunca imaginé que “eso” llegara a mí veinte años después. Y en la forma más abstracta que pudiera imaginar.
Por eso estoy aquí. En el tenue pasillo de mi departamento. A menos de dos metros de la puerta de mi dormitorio. Y con un sudor frio que nace en mi frente; pero se hace sentir en todo el cuerpo. Mis piernas temblorosas, me delatarían a la vista de cualquiera que estuviese presente. Lamentablemente, en mi pequeño hogar, sólo vivo yo. Yo y “eso”. Mi “eso”.

Sé perfectamente que no se quedaría debajo de la cama. Ni dentro del placar. Tampoco escondido entre las sombras. Jugando con mi temor; como lo hacía con los niños de mi colegio.

A mí sí me ataca. Me hace daño. Golpea mi pecho con fuerza. Se mete dentro de mí, y me daña por dentro. Sorprendentemente, no deja marcas. Ni una mínima prueba de su existencia; de sus visitas a mi dormitorio. Nada, más que mi demacrado estado por las noches en vela. O las que, con suerte, logro dormir unas horas; sintiéndome asfixiado y adolorido.

Doy un paso más. No muy decidido en realidad. Pensé en dormir nuevamente en el sillón del living, con la televisión encendida y el volumen muy alto. Descarté esa idea, ya que tengo muy presente que no funcionaría. Que sólo lo atrasaría, pero al final vendría por mí y atacaría con más fuerza. No cabe duda de que no le teme a nada. No puedo decir lo mismo de mí.

Comienzo a acercar la mano a la perilla de la puerta, mientras se me ocurre largarme de aquí. Salir, y hacerle una visita nocturna a alguno de mis amigos. Ya lo he intentado varias veces. Pero mi “eso” me siguió.

Aunque, esas noches no atacaba. Sólo me acechaba, como lo había hecho con mis compañeros en su niñez.

Ya es demasiado tarde. El terror comenzó a invadirme mientras abro la puerta. Mis ojos café se abren exaltados, tratando de encontrar algo, en la oscuridad reinante de la alcoba. Es invisible, silencioso. Pero sé que está aquí.

–Fingiré que no estás. No dejaré que me fastidies hoy.

Llegar a la silla junto a la cama, no es nada fácil. Pero estoy a punto de lograrlo. Sigo a oscuras ¿para qué encender la luz?
Me senté en la cama, luego de quitarme la chaqueta y bajarme los jeans. Estoy pensando en largarme de todas formas. Pero no debo. Tengo que quedarme. Lo enfrentaré.
Mi suspiro llega a mí como si fuera ajeno. Ya estoy acostado. Me avergüenza decir que las lágrimas comienzan a caer a ambos lados de mi rostro. Sé que está por llegar…
El dolor en el pecho me destroza. No tengo como frenarlo. Ya está dentro de mí. Es un fuego que nace en mi corazón y recorre mi ser.
¿Por qué tengo que soportar esto?
¿Por qué no me deja, este dolor?
¿Por qué tengo que estar tan solo?
¿Por qué te alejaste de mí?

Que te pareció?
Espero tus comentarios y criticas. También sugerencias para próximos cuentos a subir y/o a escribir.
Saludos a todos, sigan pasando.
Luis Alberto carril