miércoles, 28 de enero de 2009

El parque

Este, es uno de esos trabajitos que nos imponemos con Fly; peona de varias de mis mas logrados cuentos. La idea era basarse en la imagen que esta con el texto:

El Parque
Su larga y rojiza cabellera se mecía a un lado de mi cuerpo. La piel blanca de mi amada se sentía helada entre mis brazos, donde descansaba inerte. Nada me costaba sostenerla pegada a mi pecho. Era ligera como una pluma, suave como el mármol. Pero también igual de fría y dura.
La senda adoquinada, que me separaba del césped del parque, estaba humedecida, brillante, musgosa… Pero libre de la bruma nocturna que cubría la vegetación y se elevaba medio metro sobre el suelo. La ausencia de un piso parecía dar vida, rienda libre, a las esculturas de piedras grisáceas que se erguían a un lado y otro.

Ya había quedado atrás esa pequeña edificación que por un momento fue su hogar. Un lugar sombrío. Aún más que el paisaje que me rodeaba entonces, mientras la llevaba en mis brazos y me perdía en las facciones de su rostro inmaculado de expresión pasiva. Ese paisaje oscuro, lúgubre y sólo iluminado por el resplandor de los mármoles que predominaban en el parque.
No pude olvidarme de la imagen de ese paisaje ni cuando llegué a casa y la recosté en su nuevo lecho, similar al que le daba descanso en su anterior hogar.

Miraba su figura, cubierta por un traslucido vestido blanco, y me maravillaba con ella. Pero sin apartar el recuerdo de aquel parque, ese que franqueaba su vieja morada. Esa que alguna vez también fue mi abrigo.

Pensé entonces en volver allí. Descansar a su lado en aquel lecho de madera y satén bordo. Visualicé el parque, la pequeña casa de una sola habitación, el lecho… lo encontré idéntico al que le deba descanso en ese momento, el que la protegía allí, delante de mí.

Me incliné hacia ella y besé sus helados labios. Su cuello. Le di el beso de la vida. Hincando en su carne mis colmillos.

Dejaría que ella decida cuál sería de entonces en más nuestro hogar, nuestro refugio, nuestro abrigo.



Espero alguna critica.
Saludos a todos.
Luis Alberto Carril

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